miércoles, 13 de julio de 2011

Para el Taller de Escritura Creativa II. TRAYECTO

Hoy he nacido. Tarde y perezosamente me he despertado. Soy arrojada a un mundo oscuro. Apresuradamente me dispongo a prepararme. Me levanto, recojo todo, me visto, se hace tarde. ¡Qué fugaz es la infancia! Nos van marcando el camino, pero hay ocasiones en las que tenemos que elegir, tomar nuestras propias decisiones. Dudo al cruzar, tengo prisa, ¿me tiro al coche? Decido esperar un momento. Veo próximo el bus, si corro hasta la parada me da tiempo a llegar. Varios ojos sobre mí, siento pudor, no quiero que me vean correr. Lo pierdo, primera oportunidad perdida, como muchas otras que vendrán...
Larga espera, la temperatura es de 8°C, bueno, eso no importa. Estoy en mi adolescencia, he salido a la calle, al mundo y lo contemplo. A mi alrededor, pobreza en las calles, un hombre rebusca con un paraguas en la papelera, en plena calle principal, en el centro de la riqueza. El bus avanza, aumenta su velocidad, pasan los años. Llegamos a Puerto Chico, ¡qué bello paisaje! En mitad de las nubes pugna por salir una bola de fuego anaranjada, como si las nubes diesen a luz. En el mar tranquilo se ve el reflejo de la intensa luminosidad que desprende. Más rápido, cada vez más deprisa, nos construimos a nosotros mismos, nos enfrentamos a las dificultades, nos evalúan... En la tarde envejecemos, luchamos contra la enfermedad. En un escaparate me veo reflejada, mi rostro está lleno de arrugas, pero una vez fue joven. Recordamos nuestro pasado, las experiencias, la gente que pasó por nuestra vida y ya no está, ya no están... Llega la noche, se nos va el día y es así, como se apaga nuestra vida.